El único secreto para aprender un idioma
Dicen que lo mejor para aprender un idioma es vivir en el país donde se habla. Pero nadie aprende por ciencia infusa, o casi nadie. Sin un curso de idiomas que te ayude a poner la atención adecuada en la lengua es difícil que tu nivel llegue a poco más que a defenderse en las conversaciones más básicas. Aprender un idioma no es solo memorizar algo de vocabulario y saber conjugar los verbos, las lenguas tienen sus propias normas que hay que aprender a aplicar y, más aún, las lenguas están vivas (¡a no ser que estudies latín!). Esta es la parte más importante en dos sentidos: por un lado, es importante reciclarse y no perder el contacto con la lengua aprendida; por otro, la lengua varía porque nuestro entorno varía continuamente. De nada sirve aprender qué es una tableta de chocolate cuando la mayoría de la gente hoy día utilizará ese término con el sentido de artilugio tecnológico. El francés o el inglés que aprendimos en la escuela probablemente no era más que el esquema para que practicando y practicando lo hagamos crecer.
Pero hay esperanza: nunca es tarde para aprender una nueva lengua. Cuanto más mayores somos, ciertamente aprender nos costará más esfuerzo porque nuestros esquemas ya están establecidos y es difícil moverlos, pero esta es también nuestra ventaja. Nuestra “mente ordenada” sólo tiene que encontrar dónde guardar el nuevo conocimiento, una vez esté allí toda nuestra estructura colaborará para que no se diluya. Los niños pequeños, en cambio, utilizan mucha información nueva para construir estos esquemas y después olvidan la información guardada.
El único secreto para aprender un idioma es… el que le sirva a cada uno. Ni siquiera sabemos cómo los niños aprenden a hablar o por qué unos lo hacen más rápido o mejor que otros. En el 2007 la revista Pediatric publicó los resultados de un estudio de la Universidad de Wahington donde se desvelaba que los DVDs típicos para aprender idiomas tenían un efecto nulo sobre los niños a los que iban dirigidos. En cambio, aquellos que veían las telenovelas con sus padres u otras series parecidas sí mejoraban su nivel en la lengua.
Sigo sin tener el secreto universal para aprender un nuevo idioma pero sé la conclusión del estudio: ver la cara de la persona que habla, ver –aunque de forma casi inconsciente– cómo mueve la boca y los labios para emitir los sonidos marca la diferencia. Por eso los dibujos animados apenas tenían efecto sobre los niños.
Hay muchos factores que influyen en el aprendizaje de una lengua: todo el entorno comunicativo, desde ver la colocación de los labios hasta “adivinar” de qué nos pueden estar hablando va construyendo todo nuestro conocimiento sobre cómo se pronuncia tal palabra o cómo se utiliza adecuadamente. Eso sí, como profesora tengo claro que el esfuerzo y la perseverancia son simplemente esenciales para aprender. Aunque quizás tú tengas tus propios trucos:
¿qué crees que es lo más importante a la hora de hablar bien una segunda lengua? ¿Qué marcó para ti la diferencia?
Por Laura Rivas | Fundación Vértice