Conoce a Javier Cachón, mejor Docente de España 2020

Javier Cachón, profesor del Área de Didáctica de la Expresión Corporal de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de Jaén, ha sido elegido Mejor Docente de España 2020 en categoría universitaria en el Premio Educa Abanca, considerado los Goya de la educación. Cachón ha concedido una entrevista al Grupo Vértice en la que explica su metodología de trabajo y su concepto de la vida, basado en la empatía y la búsqueda de la felicidad del alumnado.

¿Abruma ser elegido el Mejor Docente de España en categoría universitaria?

Depende del enfoque. Estadísticamente, si te pones a contabilizar, los docentes universitarios que hay en España son unos 140.000. Todos son susceptibles de ser baremados en este premio porque primero te proponen los alumnos y luego se mandan los méritos. Quedar arriba sí es abrumador. Por otro lado he sido deportista profesional durante 16 años en fútbol sala, me han educado en un vestuario de competición profesional y los valores que me han enseñado abogan por tener los pies en el suelo y por la humildad. Es una responsabilidad inmensa.

En la anterior edición quedó quinto, ¿se esperaba ese salto?

Fue una sorpresa quedar quinto. Al año siguiente ya conocía la baremación, que es larga y ardua, con diez dimensiones en la que intervienen desde proyectos de innovación docente hasta actividades complementarias, transferencias de valores, notas de prensa… Estaba inmerso en mi proceso de titularidad de plaza y tenía todo el currículum muy ordenado. Recuerdo que el primer año estuve dos semanas todas las noches tres o cuatro horas para tener toda la documentación  organizada.

¿Qué le da al alumnado para que le apoye tanto?

El alumnado es la piedra angular de absolutamente todo lo que hago. En las universidades tengo compañeros que no lo ven así. Para mí el alumnado es siempre lo más importante. Humanizo el proceso educativo hasta límites que es cierto que cuesta creer. Me aprendo el nombre de 120 alumnos en dos semanas como mucho y así el alumno siente que le conoces. Cuando yo era estudiante te decían “tú no, el de al lado”.  Al salir de clase les pregunto cómo están. Estoy muy cercano a ellos y no los trato como un código de barras, que en la universidad es muy constante que se les trate así. Entiendo que cualquiera que dé clases debe preocuparse antes de la persona que le escucha que de lo que pueda llegar a ser. Si cuidamos a las personas transmitimos unos valores emocionales que están completamente carentes en la universidad. Esos valores tienen que ser lo primero y los valores curriculares, aunque también son importantes, lo segundo.

Humanizo el proceso educativo hasta límites que es cierto que cuesta creer. No trato al alumnado como un código de barras, algo que en la universidad es una constante

¿Ha recibido alguna vez críticas o incomprensión por parte del alumnado o del resto del profesorado?

Por parte de los alumnos muy poca en los 11 años que llevo dando clase en la universidad. De hecho, les pincho para que me digan qué no les gusta para ver su visión y adaptarlo para el año siguiente. Por otra parte, veo mucho profesorado que viene de vuelta y les disculpo porque la universidad está montada para que promociones dentro de ella investigando y no dando clases. Si eso cambiase otro gallo cantaría. Yo soy un enamorado de mis clases, necesito darlas, soy un loco de la docencia, un motivado como dicen mis alumnos. También investigo y me va bien pero no es tan pasional como cuando doy clases.

¿Cuál es la clave de su metodología?

Estoy hecho de pedacitos de muchas personas que han pasado por mi vida que me han enseñado muchas cosas. Por otra parte, para lo bueno y para lo malo, hay que conocerse a sí mismo y saber dónde uno flaquea y dónde se saca el máximo rendimiento. Entre mis virtudes está que soy un llegador absoluto, proclamando un sentimiento de pertenencia hacia la asignatura. El alumnado siente la asignatura como propia y cuando consigues involucrar a alguien de esa manera, ojo, así tienes casi un radicalismo hacia la asignatura que es una pasada.

¿En quién o quiénes se ha inspirado para trabajar así?

Una persona está por encima del resto. Es mi madre, que es la primera mujer catedrática en España en el área de Educación Física. Rompe una barrera de género en un área marcada desde siempre por los hombres. También fue la primera mujer en dar el discurso inaugural de la Universidad de Jaén hace diez años, siendo además el mismo día que yo juraba como doctor y fue precioso. Fue un día de los más emocionantes de mi vida. Mi madre es una máquina de trabajar. Yo nunca llegaré a eso. Otra persona también muy influyente en mi vida es Miguel Rodrigo, mi entrenador de fútbol sala que llegó con métodos nuevos que me apasionaron y aprendí mucho de él. También me influyó el docente japonés Toshiro Kanamori con su documental Pensando en los demás. Era profesor de cuarto de primaria y le decía a los niños que estaban allí para ser felices. En mi vida me han dicho a mí eso en una clase. Es más, me han pegado, me han colgado de una percha, me han atado una silla, me han metido en un cuarto oscuro… sufrí un montón y odiaba el colegio. Yo quería desarrollar en una clase ese valor de ser felices y luego llegará lo demás. Una persona feliz no tiene ganas de molestar a los demás, de ser envidioso, de ser egoísta… Es todo lo contrario.

Odiaba el colegio porque allí me han pegado, me han colgado de una percha, me han atado a una silla, me han metido en un cuarto oscuro… Sufrí un montón y en mi vida me dijo un profesor que estábamos allí para ser felices como dice Kanamori

Las facultades están habitualmente masificadas y siempre se ha hablado de que hay demasiado distanciamiento entre el alumnado y el profesorado. ¿Cree que es un problema?

Como decíamos en la universidad muchas veces el alumnado es un código de barras y hay una distancia abismal entre la jerarquía y el alumnado. Hay profesores que están por encima del alumnado, que son inabordables, inaccesibles, así como la administración. Yo soy muy accesible, contesto a los correos en el mismo día en que me los mandan, si un alumno o alumna tiene un problema personal me preocupo por ello… Para mí casi que no hay distancia. Esa cercanía puede ser un arma de doble filo, pero en el 95% de las veces ha venido muy bien, ha arreglado muchas cosas, ha establecido vínculos. No solo tiene que haber transferencia de conocimientos sino de valores.

¿Hacia qué modelo debería ir la universidad en España?

La Universidad debería estar más cerca del alumnado e incluso de las familias. Debería haber más contenidos prácticos. No hay que preocuparse tanto por la nota sino por aprender y, en nuestro caso, por ser los mejores docentes y las mejores personas posibles.

Una persona feliz no tiene ganas de molestar a los demás, de ser envidioso o egoísta… Es todo lo contario

¿Hay una relación directa entre la oferta universitaria y la demanda del mercado laboral?

Creo que la universidad privada tiene un poco de ventaja porque es capaz de que una empresa te contrate antes de que acabes la carrera porque te van direccionando.

Un comentario en “Conoce a Javier Cachón, mejor Docente de España 2020

  • el 28 julio, 2021 a las 6:57 pm
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    Felicidades Dr. Javier Cachón, por su aportación en la docencia formativa y educativa, y el trabajo
    realizado con el alumno. Reconocimiento merecido que engrandece a la Universidad de Jaén.
    Un saludo.

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