Agencias privadas de colocación, ¿en España por qué no funciona?
Buscando soluciones al creciente problema del paro, el gobierno socialista aprobó con la publicación del RD- Ley 10/2010 la entrada a la iniciativa privada en la intermediación laboral a través de las agencias de colocación.
En dos años se han autorizado a través de los Servicios Públicos de Empleo cerca de mil agencias en todo el territorio nacional, pero más de la mitad no ha llegado a iniciar la actividad, y la otra mitad se mantiene a duras penas en funcionamiento porque el actual Gobierno, de momento, no ha hecho nada para impulsar el tema.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado el último estudio sobre la efectividad del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antiguo INEM) en la intermediación laboral en España y los resultados son contundentes: solo un 1,6{77afc9efaf1e088110fdf21acc2f61167a0e1e0fd7207170e17906c001b8cd31} de las contrataciones del país pasan por el SEPE y la gran estructura de personal que tiene se dedica mayoritariamente al control y atención de parados.
Las agencias privadas de colocación no fue un invento del Gobierno de Zapatero, sino simplemente fue una copia de algo que funciona bien en Inglaterra y muchos países de Europa y del mundo, donde los gobiernos pagan a estas agencias por intermediaciones efectivas realizadas, es decir, pagando solo por resultados.
Entonces, ¿por qué en España no funcionan estas agencias?. Pues con toda seguridad porque desde la Administración no se ha hecho nada seriamente para que así sea, y no se ha hecho nada probablemente para no herir la sensibilidad de esa falsa moral que existe en el ambiente, donde se piensa que con el paro y el desempleo no se puede hacer un negocio privado, y yo me pregunto ¿y con la salud y la enseñanza sí?, ¿mejor tener unos servicios públicos de empleo que no funcionen en la intermediación laboral que tener unas agencias privadas que funcionen como en otros países?
Somos campeones mundiales en tasas de desempleo, con un sistema público de intermediación que es de sobra conocido por todos que no cumple su función ni ahora ni cuando estábamos en pleno boom económico. Entonces, ¿a qué vamos a esperar para poner en marcha de verdad otro nuevo? Creo que la respuesta no tiene mucho que pensar.
Por Juan Cruzado | Presidente de Fundación Vértice