Formación dual a la española: Contrato de Formación para el Aprendizaje

Está el actual Gobierno español viendo cómo pone en   funcionamiento un sistema donde se alterne la formación y las prácticas en la empresa, como el conocido y bien valorado sistema dual alemán.

Este empeño no es nuevo, pues ya el anterior Gobierno socialista hizo los primeros intentos por la vía de urgencia con la Ley 3/2011 de 6 de junio, sobre medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.

Con las exigencias de la Unión Europea sobre el tema, el Gobierno anterior pensó que ya prácticamente lo teníamos, y se limitó a coger el hasta entonces vigente y putrefacto contrato de aprendizaje (RD 933 de 3 de abril de 2003), le dio una un “arreglito” cambiándole el nombre y algunos elementos externos, pero lo dejó en el fondo con idéntica estructura de funcionamiento, donde la dualidad solo existe en el nombre y la formación brilla por su ausencia, al menos hasta el 31 de diciembre de este año, fecha en que se supone que debe cambiar el sistema.

Es sobradamente conocido por todas las partes intervinientes que la formación exigida en este tipo de contratos, es una formación a distancia que se limita a enviarle al aprendiz unos libros a casa o puesto de trabajo y que éste devuelva unos tests de preguntas nada complicadas. Estos envíos son realizados por una serie de empresas que se homologaron para ello en los inicios, quedando posteriormente cerrada la puerta de entrada de nueva competencia, por lo que el resultado del sistema es fácil de deducir.

Aunque este funcionamiento es conocido por la propia Administración que subvenciona mediante bonificaciones este tipo de contratos, me temo que ante las actuales urgencias de generación de nuevas contrataciones y el gran uso que las empresas están haciendo de este modelo de contrato por sus bondades, puede que el actual Gobierno no quiera hacer grandes cambios para que se cumpla el espíritu del mismo y para que realmente sea un sistema de formación en alternancia y no un sistema de formación dual a la española, donde lo que prima es la deducción, bonificación y subvención, mientras que de la formación, la calidad y la utilidad de la misma no se habla.

La situación actual de España exige ya un sistema de formación dual donde se alternen los procesos formativos teóricos y las prácticas en empresas, una vigilancia y control  de todo lo que sucede en el entorno de los contratos de formación para el aprendizaje, para así evitar que continúe el oligopolio maloliente que lleva implantado en el sector desde hace más de diez años. En definitiva, apostar por una formación útil para los aprendices tanto desde el punto de vista teórico del aprendizaje con una formación de calidad, como desde el práctico en el puesto de trabajo, para conseguir con ello una mejor incorporación del aprendiz al mercado laboral.

Por Juan Cruzado | Presidente Fundación Vértice