El aprendizaje informal en el entorno laboral
Quizá en muchas ocasiones no seamos conscientes de que lo estamos poniendo en práctica, pero lo cierto es que se produce de manera permanente y nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Hablamos del aprendizaje informal, ese, que tal y como indicaba Coombs (1985) es espontáneo, no estructurado ni intencional, ocurre en nuestras actividades diarias y surge de las relaciones entre las personas y sus contextos y ambientes diversos.
Un ejemplo de los resultados obtenidos a través del aprendizaje informal son las capacidades adquiridas a través de las experiencias vitales y laborales. Y es que, a pesar de que a priori no tiene un fin pedagógico concreto ni es calificable, el aprendizaje informal se ha convertido en una potente estrategia de las organizaciones para la formación en el trabajo, ya que involucra activamente a sus integrantes, y permite promover y estimular la participación, la reflexión y el análisis crítico.
Así, podemos decir que está adquiriendo un papel cada vez más importante como vehículo y herramienta a través del cual las organizaciones pueden alcanzar no solo sus metas a corto plazo, sino también su misión estratégica a largo plazo. Nos encontramos por tanto ante un nuevo escenario en el que trabajo y formación son ámbitos cada vez más entrelazados.
Estudios realizados en relación a los grupos de aprendizaje informales muestran ciertas ventajas sobre otros grupos como la ausencia de fatiga y estrés en el trabajo, una mejor capacidad de adaptación a los puestos y la creación de un ambiente armónico.
Las organizaciones se dan cuenta, por tanto, de que pueden impulsar acciones de aprendizaje informal, metodologías naturales que siempre han existido y que ahora se redescubren por la vía de la eficiencia: menos artificiosas, más ajustadas económicamente, más rápidas y con buen funcionamiento.
Siendo conscientes de ello, es importante pasar al siguiente nivel, en el que ya se trabaja. En diciembre de 2012 el Consejo de la Comisión Europea publicaba la “Recomendación del Consejo sobre la validación del aprendizaje no formal e informal”, en la que pide a los estados miembros que, antes de 2015, tengan implantados sistemas que permitan la validación tanto del aprendizaje no formal como la del citado aprendizaje informal. Estas validaciones forman parte de la Estrategia Europa 2020 como una contribución esencial para cumplir los objetivos de lograr un crecimiento inteligente, sostenible e integrador y quizá también pueda ser un camino más con el que reducir la tasa de desempleo de nuestro país. ¿Qué opinas tú?
Por Alba Olvera | Fundación Vértice